Bienvenidos a la criptomanía

Las sociedades han ido afinando sus mercados monetarios siempre con base en el concepto del trueque entre bienes o con un tipo de moneda. Primero fue la commodity money y después el concepto de papel moneda que ha sufrido fases en su evolución.

María Lorca Susino

Primero existió el intercambio de bienes por un papel moneda respaldado por una commodity como el oro y la plata incluso, cómo en la época de los fisiócratas, por el producto del campo.
Después llegó la llamada moneda fiduciaria (fiat money) declarada de curso legal por el gobierno que también le otorga el valor mercantil. La fiat money es usada en todas las economías dinámicas como forma de pago, mientras que las economías en quiebra recurren al trueque de bienes.
El respaldo de las monedas fiduciarias viene dado por el valor obtenido en el juego de la oferta y la demanda en el mercado de divisas que es el más líquido del mundo. Este valor está respaldado por la confianza social en las instituciones políticas, el tejido empresarial, los recursos económicos y la fuerza militar del país. Estos intangibles son analizados y valorados por el libre mercado.
La moneda fiduciaria levanta una controversia que viene de lejos y que es objeto de planteamientos ideológicos radicales. Sin embargo, la generación de riqueza debe tener una contrapartida con la creación de medios de cambio que no estén sujetos a si se descubre el oro necesario para expandir la masa monetaria.
En el siglo XXI se ha empezado a operar con dinero electrónico como las criptomonedas que carecen de valor intrínseco y fiduciario. Estas dependen de la confiabilidad del internet para soportar las transacciones algorítmicas de una red de ordenadores que calcula el precio.
Las criptomonedas tienen un planteamiento económico y monetario antisistema. Quieren eliminar la dependencia a los bancos centrales y sus manipulaciones monetarias, a los bancos nacionales con sus comisiones y pagos de intereses, y a los banqueros y sus posibles corruptelas. Las criptomonedas quieren prescindir de la figura del prestamista de último recurso, pero esta iniciativa no es novedosa.
La creación del Fondo Monetario Internacional y de los Derechos Especiales de Giro ya apuntó a la creación de una moneda global por un grupo intergubernamental que terminaría actuando como el lender of last resort.
El bitcoin es la criptomoneda más conocida que tendrá su graduación cuando el CME Group ofrezca contratos de futuros sobre el bitcoin. El bitcoin dejará entonces de estar bajo el control de algoritmos informáticos y se enfrentará a la temible ley de la oferta y demanda del mercado.
Hoy en día, el precio de las criptomonedas es una curva abierta en ascenso que representa las esperanzas y expectativas de los que en ellas están depositando sus ahorros.
Cuando el bitcoin entre a ser parte del mercado de futuros (Futures Market) se empezará a saber exactamente cuál es el valor real de la criptomoneda. Los precios de los contratos de futuros irán dictando el precio futuro esperado y cerrando el precio en base al valor real dictado por la libre competencia entre la oferta y demanda.
En mitad de la euforia del bitcoin, Venezuela, el país con la mayor hiperinflación del mundo, donde el bolívar debería ser considerado “moneda basura”, ha decidido introducir una criptomoneda, el petro. El objetivo es usar el petro para remediar la crisis económica, social y humanitaria que sufren los abnegados venezolanos.
Esta moneda estará respaldada por la reserva de riqueza de Venezuela en oro, petróleo, gas y diamantes. Sin embargo estos recursos deben ser encontrados primero y, además, cada uno de ellos tiene una cotización en el mercado internacional de commodities.
Por lo tanto, el petro correrá la suerte de convertirse simplemente en una moneda índice de los precios de estos cuatro recursos naturales. El petro parece ser otra ocurrencia para entusiasmar a una sociedad sumida en la miseria económica que está volviendo al trueque de bienes para subsistir.
Pero el petro puede ser una moneda de poco recorrido ya que, si Venezuela está coqueteando con el “default (cesación de pagos) de Petróleos de Venezuela (PDVSA), que maneja los recursos petroleros reales del país, ¿qué futuro tendrá una moneda basada en el valor de recursos por descubrir?
Sin embargo, este invento puede ayudar a la posible evasión de capital ya que las criptomonedas están siendo analizadas cuidadosamente porque parece que algunas se han convertido en rutas para el lavado de dinero y fraude.
De hecho, los bancos y los gestores de activos tradicionales se mantienen alejados de ellas a pesar de estar obteniendo valores récords en poco tiempo.
Para todos los conocedores de la historia de los ciclos económicos, estas criptomonedas deben recordarles la locura y el peligro de la “Tulip mania” que puso de rodillas en horas a todo el sistema económico mundial.

María Lorca Susino, Ph.D. es profesora de Economía y directora del Programa “Global Business Studies” de la Escuela de Negocios de la Universidad de Miami, en Estados Unidos. Marialorcasusino@yahoo.com
Revisado por Estrella Gutiérrez - Imagen: ‪Investing.com‬
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2017/12/bienvenidos-la-criptomania/

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El Bitcoin, una criptomoneda que parece insostenible

La célebre criptomoneda Bitcoin puede morir de éxito, o ‘matarnos’ en el intento dado su elevado consumo energético. Y es que uno de los puntos fuertes de la divisa electrónica, su seguridad, está resultando ser a su vez uno de sus puntos débiles, ya que esta precisa de cantidades ingentes de energía para ser infranqueable. En este sentido, se estima que el consumo derivado del funcionamiento del Bitcoin ya es similar al de un país como Dinamarca, hecho que despierta las alarmas sobre la sostenibilidad de la criptodivisa.
La explicación de este problema subyace en el propio funcionamiento del Bitcoin, que se apoya en ‘mineros’ como parte fundamental del esquema de la divisa virtual. Estos mineros ofrecen sus computadoras para resolver los algoritmos que se utilizan para realizar las transacciones entre usuarios de Bitcoin y garantizar la seguridad de estas. De esta manera, el primer ‘minero’ en resolver estos cálculos o bloque de transacciones se ve recompensado con 12,5 Bitcoins nuevos más la tarifa por transacción.
Pero la extracción de esta criptomoneda no es tan rentable como pudiera parecer tal como indican en la guía digital de 1and1: “Como recompensa por su labor de mining, el procesador recibe una cantidad determinada de Bitcoins, algo que parece ciertamente lucrativo a primera vista. Sin embargo, conviene tener en cuenta que los costes de hardware y de mantenimiento son mucho más altos que las ganancias que se pueden obtener con la minería, lo que también se debe a la alta competencia”.
Es esta competencia precisamente, junto con el aumento imparable del valor de la criptomoneda, que ha pasado de los 1.000$ a los casi 20.000$ en apenas un año, lo que hace que cada vez se utilice hardware con mayor capacidad de computación (y mayor gasto energético). A su vez, también se está incrementando el número de computadoras que pujan por resolver los cálculos necesarios para hacer funcionar el Bitcoin. Esta huida hacia delante es la única manera que tienen los mineros de hacer rentable la extracción de Bitcoins, ya que además, cada cuatro años la recompensa por dicha actividad se reduce a la mitad.
Un Consumo Eléctrico Exacerbado que no Para de Crecer
Así pues, esta fiebre por los Bitcoins se está traduciendo en un brutal aumento del gasto eléctrico tal como desgrana la web digiconomist.net, que se ha molestado en calcular el consumo eléctrico por Bitcoin extraído. Según el estudio, el minado de un Bitcoin consume unos 200 kWh, que equivaldría al consumo de una casa durante 1 mes entero. Cantidad grotesca al ser comparada con el coste energético de una transacción mediante Visa que alcanza un irrisorio 0,01 kWh; 20.000 veces menos consumo que la criptomoneda creada por el desconocido Satoshi Nakamoto.
Como resultado, se calcula que el gasto eléctrico del Bitcoin alcanza los 34 TWh, cantidad que iguala casi a países como Bulgaria o Dinamarca. Por otra parte, la huella ecológica sería de unas 17.000 toneladas de CO2 .Para más inri, las predicciones no son nada halagüeñas, y de seguir el curso actual, el gasto eléctrico de Bitcoin equivaldrá al consumo de electricidad mundial en 2020. Este hecho provocaría una catástrofe medioambiental y más sabiendo que la mayor parte de los Bitcoins se minan en China, país que nutre su red eléctrica de centrales altamente contaminantes.
No obstante, para evitar la hecatombe, se prevé un posible cambio de algoritmo en la moneda electrónica que haga descender su alta demanda eléctrica. Sin embargo, se necesita un consenso del 51% de los usuarios para que entre en vigor otro modelo de funcionamiento. Por otro lado, y por fortuna, existen numerosas criptodivisas mucho más sostenibles y comprometidas contra el cambio climático como el Solarcoin: “El objetivo último de SolarCoin es dejar un registro confiable e independiente de la contribución que cada instalación solar está haciendo en la lucha contra el cambio climático y al mismo tiempo recompensar a los propietarios de estas instalaciones por su contribución y limitar la dependencia y riesgo de los subsidios estatales”.

Fuente: ecoportal.info

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