“Informar con seriedad de cambio climático lleva a cuestionar a las empresas que financian la mayoría de los medios”

Pocos se atreven ya a poner en duda que el cambio climático es una realidad. Y sin embargo, pocos son aún los que indagan en las consecuencias de un fenómeno que ha dejado de ser una amenaza hipotética. El cambio climático ya está aquí, y la lucha contra él no es sólo una cuestión preventiva: también paliativa.
 
Dani Cabezas

Con el objetivo de informar acerca de todos esos efectos, un grupo de personas puso en marcha este pasado verano el colectivo Contra el diluvio. Sus objetivos son claros: invitar a la reflexión sobre cómo se van a repartir los costes de una transformación que afecta a todos los niveles, no sólo al medioambiental: también a la salud, el ocio, el trabajo, la organización social o la desigualdad. Entre las actividades que desarrollan, la producción y traducción de material escrito, la organización de charlas y debates y, en líneas generales, la difusión del impacto social del cambio climático. Todo, abordado desde el rigor y la pedagogía.
“Contra el diluvio se formó el verano pasado a partir de un grupo de personas que veníamos de sitios diferentes, pero que compartíamos -y compartimos- la certeza de que el cambio climático nos va a condicionar durante el resto de nuestras vidas, y la lucha contra el mismo va a ser un eje político fundamental”, explican los impulsores de la iniciativa. “Creemos que es imprescindible que, ante el riesgo de que la respuesta al cambio climático y los desafíos que plantea sea impuesta de la forma habitual, acentuando la desigualdad, los movimientos sociales se organicen e integren esta lucha en su día a día. Entendemos que la única defensa justa frente al cambio climático y sus consecuencias vendrá de la organización desde abajo, y trabajar en este sentido es el objetivo que nos hemos marcado”.
Desde Contra el diluvio están convencidos de que existe una nueva manera de percibir el cambio climático en la sociedad. “Hasta hace un par de años, la información en medios no especializados era escasísima. Con la cumbre de París en 2015 esto cambió. Eso sí: no ha cambiado el enfoque. Se sigue haciendo énfasis en soluciones tecnológicas (de momento nos están vendiendo el coche eléctrico, pronto será la geoingeniería) y no se ataca el problema de raíz. Aunque también es importante descartar que el problema está pasando poco a poco del ámbito de la investigación y el ecologismo al discurso político, lo que está facilitando que los medios presten atención al problema”.
Entre las principales actividades realizadas hasta la fecha por Contra el diluvio destaca la celebración de las primeras jornadas de Cambio Climático y movimientos sociales que organizamos en octubre en el centro social madrileño La Ingobernable. “En aquellas jornadas intentamos abordar las múltiples caras del cambio climático y sus consecuencias. Por ejemplo, la necesidad de enfrentar esta lucha desde el feminismo, la justicia y la equidad, o los retos para comunicar el cambio climático de una forma adecuada”, señalan.
Crítica y autocrítica
¿Estamos minimizando la gravedad del cambio climático? Desde Contra el diluvio lo tienen claro: “Teniendo en cuenta que el cambio climático seguramente sea una de las amenazas existenciales más importantes que hemos sufrido nunca, la respuesta fácil sería sí. Pero tiene más miga de la que cabría pensar: por una parte, desde la perspectiva de los medios de comunicación se minimiza la importancia del cambio climático porque informar con la seriedad suficiente del tema y hablar de las posibles soluciones lleva casi inmediatamente a cuestionar la existencia de las empresas que controlan o financian la mayoría de los medios de masas”, apuntan.
Pero no todo pasa por echar la culpa a los medios o las empresas: la autocrítica es clave: “hay mucha gente que entiende perfectamente lo que está pasando y aun así no cambia su vida de ninguna forma importante para tratar de hacer algo”, explican. “Muchas veces se presenta el cambio climático como una colección de catástrofes a la que seguirá una catástrofe inimaginable en el futuro. Si presentas el problema como algo natural, inmenso, horrible e inevitable, lo que consigues es que pasados unos minutos de angustia nos pongamos a pensar en otra cosa y nos resignemos”.
Sólo queda una pregunta. Quizá, la más importante de todas. ¿Estamos a tiempo de parar el cambio climático? “No: el cambio climático ya está aquí y ya estamos sufriendo sus efectos”, señalan con contundencia desde Contra el diluvio, para acto seguido hacerse otra pregunta. “¿Podemos limitar el aumento de temperatura a unos niveles no catastróficos y evitar la peor parte de las consecuencias del cambio climático? Sí, si actuamos ya. El cambio climático no es un fenómeno binario que u ocurre hasta sus últimas consecuencias o no ocurre en absoluto: sus efectos más nefastos se pueden evitar, pero sólo si reducimos radicalmente las emisiones de gases de efecto invernadero a partir de este mismo momento”.
“Reducir las emisiones es incompatible con el modo de vida actual, de crecimiento ilimitado dirigido al lucro y al consumo. No es realista, por tanto, esperar que vaya a solucionarse sin cambiar nuestra forma de vida y la forma en la que organizamos lo que producimos. Pero tampoco podemos exigir un cambio igual de drástico y uniforme a todo el mundo cuando la huella de carbono de un canadiense medio es decenas de veces mayor que la de una etíope: la única alternativa es movernos hacia un sistema que produzca para satisfacer las necesidades humanas que tenga en cuenta las diferencias sociales a nivel local y mundial que arrastramos históricamente. Así que sí, estamos a tiempo y hay solución, pero ésta pasa inevitablemente por cuestionar y modificar la forma en la que vivimos hasta sus raíces”.

Fuente: https://www.lamarea.com/2018/01/03/contra-el-diluvio/ Imagen: ‪space.com‬

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