Informe de la FAO sugiere medidas urgentes para evitar la “devastación” de las araucarias

Dos importantes trabajos, uno relativo a la araucaria y otro a los incendios forestales, entregó la representante de FAO en Chile, Eve Crowley, al secretario ejecutivo de CONAF, Francisco Urrutia, y al jefe del Depto. de Asuntos Internacionales del Ministerio de Agricultura, Rodrigo Contreras. Ambos estudios contienen un análisis de la situación actual y propuestas para avanzar en los desafíos de ambas temáticas.

Crowley acudió hasta la sede de CONAF para poner a disposición de las autoridades gubernamentales el informe “Evaluación de la muerte regresiva de la Araucaria Araucana en Chile”, a cargo de Michael J. Wingfield, profesor e investigador de la Universidad de Pretoria, Sudáfrica, tras una misión técnica efectuada a la Región de La Araucanía en el mes de abril.
Además, la autoridad de FAO hizo entrega del documento “Evaluación estratégica de gestión de incendios en Chile” desarrollado por Peter Moore, experto de FAO en incendios forestales, y Jorge del Pedregal, consultor nacional, luego de una serie de entrevistas con especialistas locales.
Sobre las investigaciones, la representante de FAO comentó que “el llamado a la cooperación internacional para que apoye los esfuerzos nacionales por conocer mejor la situación de la araucaria e incendios forestales, refleja la responsabilidad con la cual la CONAF y sus directivos han encarado la situación”.
“Los resultados del informe sobre la araucaria permiten complementar las acciones que el Gobierno, el sector privado y la academia están realizando para conocer mejor la plaga, evaluar el impacto, definir acciones de control e implementarlas oportunamente, con el objetivo de conservar una especie tan importante para Chile y sus comunidades”, aseguró Crowley.
Tras recibir los informes de la FAO, el secretario ejecutivo de CONAF, Francisco Urrutia, agradeció los estudios e indicó que “valoramos muchísimo toda esta información proporcionada, ya que seguramente tanto en el caso de la araucaria como en la severidad de los incendios, tiene incidencia el cambio climático, un fenómeno globalizado. Ello nos obliga a modificar nuestra manera de trabajo, nuestro paradigma frente a lo que pasa con los recursos naturales renovables para enfrentar adecuadamente los desafíos del siglo XXI. En este sentido, estos informes de FAO para nosotros son sumamente valiosos”.
La autoridad de FAO, indicó además que “se realizó una evaluación estratégica del sistema de gestión de incendios forestales de Chile y se concluyó que la institución forestal nacional tiene enfoques adecuados y algunos elementos ejemplares para la gestión de incendios. Sin embargo, se detectaron desafíos en materia de coordinación entre investigación y gestión, además de avanzar en la reducción de los riesgos fomentando el registro de las causas de incendios”.
Principales hallazgos
En enero de 2016 fue detectado en la araucaria, un daño foliar que seca las ramas desde la parte inferior hacia la copa, causando la muerte del ejemplar en ocasiones. Esta especie forestal representa para Chile la imagen-país y es muy especial para el pueblo mapuche por la ancestral relación que tiene con este árbol, base de su cosmovisión del mundo, además de proveerle el tradicional alimento del piñón. De ahí el interés de la FAO por participar en la identificación del origen del problema de sanidad.
El informe “Evaluación de la muerte regresiva de la Araucaria Araucana en Chile” fue desarrollado por el investigador Michael J. Wingfield, a partir de misiones en terreno en el Parque Nacional Villarrica y Parque Nacional Conguillío.
Según indica Wingfield en el reporte, el origen del problema de salud de la araucaria araucana en Chile sería una enfermedad biótica, posiblemente causada por un patógeno fúngico, pero no existe evidencia de que el problema pudiera ser causado por insectos.
A esto, el investigador añade que “es urgente realizar estudios para identificar el agente causante de la enfermedad de chancro del tallo. Está por determinarse si esto es debido a un agente introducido o nativo propiciado por cambios ambientales. No hay indicios de que (el problema) pueda amainar y, si continúa así, tendrá como consecuencia la devastación de una especie emblemática a nivel mundial, el árbol nacional de Chile que traspasa fronteras nacionales”.
Respecto a los incendios forestales, durante el verano de 2017 se registró la más intensa y destructiva temporada (más de 460.000 hectáreas afectadas), con mega incendios que derivaron en una “tormenta de fuego” y que dieron origen a los incendios de sexta generación por ser capaces de impactar en la atmósfera.
Las conclusiones de la “Evaluación estratégica de gestión de incendios en Chile” señalan que “el enfoque actual de gestión de incendios se ha desarrollado a lo largo de varios años, es estable y ha sido efectivo. Este ‘sistema’ de gestión de incendios le ha servido a Chile razonablemente bien, pero puede no estar integrado de manera útil en forma transversal a todas las agencias y sectores o entre los mismos actores”.
En este sentido, la investigación internacional recomienda contar con un medio para el intercambio regular y periódico de información y datos entre CONAF, ONEMI, Bomberos y sector privado, como aspecto crucial para fortalecer las buenas prácticas, garantizar la coordinación y trabajar en problemáticas emergentes.
Los dos estudios serán materia de trabajo para los respectivos equipos técnicos de CONAF, a fin de complementar lo avanzado por la institución en la protección contra los incendios forestales y en la sanidad de la araucaria.

Fuente: El Ciudadano
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Realizan inédito catastro de las cuencas hídricas de Chile
Las precipitaciones, el caudal y el uso del agua son parte de la información que estará disponible para diagnosticar la salud de los recursos hídricos.
 
 A lo largo de Chile hay mucha información del estado de los ríos y cuencas, pero esta no está integrada. Por eso, cada vez que se necesita estimar, por ejemplo, el impacto que tendría un nuevo permiso de uso de aguas hay que partir desde cero. Pensando en eso, investigadores del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 reunieron toda la información en un único repositorio para que esté disponible de forma comprensible.
Para poder hacer un diagnóstico del estado de una cuenca, son muchos los factores que hay que medir. Desde cuánta agua entra y sale, pasando por el estado de las aguas subterráneas, cuál es su uso y hasta la evotranspiración de los árboles (forma en que estos pierden agua). Para lograr poner todo ello en contexto, son muchos los datos que hay que recopilar y aunar, y no siempre toda esa información está disponible.
“El reunir los datos de las cuencas para que cualquiera pueda utilizarlos, ya sea para hacer ciencia o para otros fines, es una tendencia mundial”, cuenta Camila Álvarez, investigadora del (CR)2 y quien está liderando esta iniciativa en el centro. Si bien ya hay países que tienen este registro, como Estados Unidos, hay muchos otros que no, por lo que esta iniciativa está encabezada a nivel internacional por un grupo de científicos que está buscando democratizar la información.
El objetivo no es solo “mapear” el estado de las cuencas, sino también disponer de datos para estimar el impacto del cambio climático en cada una de ellas.
Para esto es vital, por ejemplo, conocer qué tan presente está el bosque nativo en un cuenca -que le hace perder menos recursos hídricos-, así como la topografía que tiene, el tipo de suelo y la intervención del hombre a la que está sujeta. “Todos estos datos, más el clima y las condiciones de precipitaciones, nos permiten establecer qué tan estresada está la cuenca”, dice la investigadora.
Si bien esta información se tiene que considerar para cualquier nueva intervención, es igual de relevante para diagnosticar el futuro de la cuenca y cómo esta podrá resistir al cambio del clima. “Frente a déficit de lluvias similares, no todas las cuencas son igualmente vulnerables”, explica.
Esta información no solo sirve para ejecutar planes de mitigación de una cuenca en específico, sino también para la futura planificación de derechos de aguas.
Hasta ahora, son 531 las cuencas que ya tienen su ficha y el proyecto pretende abarcar más de 800. Esta iniciativa se está realizando en paralelo a otras, como la actualización del Balance Hídrico de Chile, encabezado por la Dirección General de Aguas (DGA), que buscan generar la información a nivel país.
Los datos integrados estarán disponibles en un mapa de Chile, donde se podrán ver las cuencas, las características de cada una de ellas, así como la comparación entre ellas (http://www.cr2.cl).
 Quinto aniversario
El Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 fue creado hace cinco años, para estudiar interdisciplinariamente las formas con que el país puede superar las presiones que impone el cambio climático.

Publicado en: Boletin de ecosistemas.cl - Fuente: El Mercurio

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