Las islas del Caribe perdieron el verde tras Irma, ahora todo es marrón

Días atrás el huracán Irma atravesó el océano Atlántico y tras su paso arrasó con varias islas del Caribe dejando trágicas consecuencias.
Dos imágenes comparativas, tomadas antes y después de la tormenta, dejan ver la gran pérdida de vegetación. Donde antes se veía verde, luego de Irma, todo es marrón.
Se estima que las causas obvias han sido los fuertes vientos, pero también el ingreso del mar y el vapor de su agua salada ha desecado el follaje de la vegetación isleña.
La destrucción es claramente visible en Barbuda. Esta pequeña isla en el Caribe oriental fue golpeada directamente por la tormenta de categoría 5 a principios del 6 de septiembre. Por el contrario, la vegetación en Antigua parece relativamente sana e intacta. Con el centro de la tormenta pasando hacia el norte, la isla sufrió menos daño.

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¿Cómo de fuerte se puede volver un huracán?
La intensidad de los huracanes, gracias al cambio climático, aumentará de 2 a 11 por ciento para el año 2100.
Con los devastadores huracanes atravesando el Océano Atlántico, una pregunta puede haber aparecido en la conciencia de los habitantes de las zonas que pueden ser impactadas por estos fenómenos naturales: ¿Cómo de fuerte pueden convertirse  estos huracanes?
Esta es una pregunta a la que nadie tiene una respuesta concreta, pero los académicos parecen afirmar que no hay límite superior a lo fuerte que estas bestias tropicales pueden volverse, pero eso realmente depende de lo que quiere decir "fuerte".
Los huracanes suelen medirse, en términos de potencia, de dos maneras: viento y presión. Cuanto más alta sea la velocidad del viento y menor sea la presión central, más enérgicos serán los huracanes (o tifones). En términos generales, sin embargo, la fuerza del viento es el criterio por el cual se miden todas las tormentas tropicales.  La escala de viento de huracanes Saffir-Simpson (SSHWS) es relativamente simple:

    •    Tormenta tropical = 63-118 km / h
    •    Huracán Categoría 1 = 119-153 km / h
    •    Huracán Categoría 2 = 154-177 km / h
    •    Huracán Categoría 3 = 178-208 km / h
    •    Huracán Categoría 4 = 209-250 km / h
    •    Huracán Categoría 5 = mayor que 252 km / h

Irma fue un ejemplo de huracán de Categoría 5. Con picos de viento de 298 km / h, es el huracán más fuerte del Océano Atlántico en la historia. Sin embargo, no es el más poderoso de todos los tiempos. Ese título, cuando se trata de la velocidad del viento sola se lo lleva el huracán Patricia 2015, que alcanzó su máximo con 345 km / h en el Océano Pacífico Oriental.
Pero, ¿por qué no hay categoría 6? ¿Por qué se deja la Categoría 5 como la máxima superior?  Según académicos del tema, la razón por la cual la Categoría 5 no tiene hermano mayor es que la escala pretende deducir el daño que un huracán causaría a la infraestructura humana. Casi cualquier edificio que experimenta vientos sostenidos de Categoría 5 no aguanta en pie.
La velocidad del viento de un huracán está determinada por la presión del huracán. El agua del océano más caliente tiene una mayor tasa de evaporación, que produce vapor de agua. A medida que el vapor de agua se condensa en lluvia y nubes, libera calor, que calienta el aire circundante. El aire más caliente se expande, lo que disminuye la presión. Cuanto más caliente sea la masa de aire, menor será la presión central.  Esta zona de baja presión local hace que el entorno de alta presión intente compensar esto; los vientos comienzan a precipitarse hacia el centro, y como la Tierra está girando, estos vientos comienzan a girar en espiral. Eventualmente, si hay suficiente calor latente liberado, se obtiene un huracán. 
Basándonos en esto, es razonable asumir que cuanto más cálida sea el agua superficial, más fuertes serán los vientos máximos.  Aunque hay muchos factores que complican, y los datos antes de 1970 son algo poco fiables, parece que la base científica para huracanes está en ese punto. Existe un vínculo entre las temperaturas de la superficie del mar y las velocidades del viento, pero aún no se han determinado los números exactos. Teóricamente sin embargo, mientras los océanos se puedan seguir calentando más y más, no habrá ningún límite superior en la fuerza máxima del viento de huracanes. Los huracanes ya nos lo han mostrado: una sola ráfaga generada por el ciclón tropical Olivia en1996 registró una velocidad de 407 km / h.
¡Añadamos agua a la ecuación!
Todo esto es basándose en la velocidad, pero si por mas potente queremos decir más húmedo, lo que llevará a lluvias torrenciales e inundaciones, entonces hay más factores a tener en cuenta. La cantidad de agua que el aire es capaz de retener se basa en ecuación Clausius-Calpeyron, que establece que hay un aumento del 3 por ciento en el contenido medio de humedad atmosférica por cada 0.5 °C . Suponiendo que la presión atmosférica no cambia drásticamente, entonces, de nuevo, podemos afirmar que no hay límite superior real a esta ecuación. Cuanto más calentemos el planeta, los huracanes serán peores.
Un futuro incierto
Parece que no estamos lejos de descubrir cómo de fuertes pueden llegar a ser los huracanes.El IDE observa la cantidad de energía desatada durante un huracán, en lugar de sólo su velocidad del viento, y esto puede hacer de él una mejor aproximación al potencial destructivo. El IDE de los huracanes del Atlántico aumentará en un 300 por ciento para 2100, lo que significa que el futuro estará lleno de ruinas e inundaciones. La intensidad del huracán, gracias al cambio climático, aumentará de 2 a 11 por ciento para el año 2100. Eso no suena demasiado, pero eso no tiene en cuenta el Índice de Disipación de Energía (IDE), una nueva medida que considera la frecuencia, intensidad y duración de los huracanes en el tiempo.

 Fuente: http://www.publico.es/ - Conéctate con Sal&Roca! Síguenos en Facebook, Twitter e Instagram

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