Japón entre la espada y la pared


El tribunal del Distrito de Fukui (oeste de Japón) emitió ayer una orden que impide a Kansai Electric Power reiniciar los reactores 3 y 4 de su central de Takahama, a pesar de que estos ha logrado superar los nuevos estándares en materia de seguridad impuestos por la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA) de Japón.

La justicia ha dado la razón a nueve ciudadanos de las prefecturas de Fukui, Kioto, Osaka y Kioto (todas cercanas a la planta) que en diciembre de 2014 demandaron a la eléctrica, al considerar que ésta desestima el peligro real de un terremoto en la zona que pueda provocar un accidente grave en esta central.
La orden judicial, con efecto inmediato, hace muy difícil que Kansai Electric, que ha anunciado su intención de apelar la sentencia, cumpla su objetivo de reactivar las unidades este año.
Después de que la NRA considerara el pasado febrero que los dos reactores cumplen la nueva normativa de seguridad impuesta a raíz del accidente provocado en Fukushima por el terremoto y tsunami de 2011 la eléctrica tenía previsto que estos dos reactores retomaran operaciones comerciales el próximo noviembre.
El tribunal está presidido por el mismo juez, Hideaki Higuchi, que en mayo de 2014 ya falló en contra de la reactivación de la planta de Oi, también operada por Kansai Electric.
Tanto Oi como Takahama se encuentran en la prefectura de Fukui, la que sigue albergando el mayor número de reactores en condiciones operativas de todo el país, ocho, además de otros tres que van a ser desmantelados por sobrepasar los 40 años desde su entrada en funcionamiento.
Sin embargo, se prevé que dos plantas que han recibido el visto bueno de la NRA comiencen a generar electricidad de nuevo hacia el verano, pese a la fuerte oposición que muestra la opinión pública nipona en las encuestas. 
El medio centenar de reactores nucleares comerciales del país se mantienen desactivados a raíz del accidente en la planta de Fukushima Daiichi provocado por el terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011.
Para sustituir la aportación de la nuclear, que suponía el 28,6 % de la producción energética de Japón antes de la crisis de Fukushima, el Gobierno recurrió al uso de combustibles fósiles en plantas térmicas.
Debido a ello, Japón ha aumentado sus emisiones de gases de efecto invernadero durante los últimos años hasta alcanzar en 2013 los 1.395 millones de toneladas, la mayor cifra desde 1990, fecha desde la cual existen datos al respecto.
La conferencia de París será la primera vez en los más de veinte años de historia de las negociaciones sobre el cambio climático en la que todos los países sin excepción, desarrollados y en desarrollo, tendrán que comprometerse a acciones para luchar contra este problema. 

Imagen: www.hispantv.com Fuente: medioymedio.com.ar
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Japón reduciría emisiones a cambio de más centrales

Otro que se suma a las promesas es el Gobierno japonés que se plantea fijar un objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en un 20 % para 2030, una cifra menos ambiciosa de lo que proponen Estados Unidos y la UE.

Esta es la cifra que Japón prevé presentar en la conferencia sobre cambio climático de Naciones Unidas que se celebra a finales de año en París, donde se debe adoptar un acuerdo global vinculante sobre las emisiones globales de carbono, según dijeron fuentes gubernamentales a la agencia local Kyodo.
El objetivo del quinto mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero estaría así por debajo de los que se han marcado la Unión Europea, que se ofrecerá a reducir sus emisiones en al menos un 40 por ciento, o Estados Unidos, del 30 por ciento.
Mientras que el Ministerio nipón de Medio Ambiente defiende una bajada del 30 %, el de Industria propone recortarlas un 15 %, por lo que la cifra final estará en torno al 20 %, señalaron las antes citadas fuentes.
Para alcanzar esta meta, Japón deberá incrementar su producción eléctrica a partir de energía nuclear o de fuentes renovables, aunque éstas últimas requerirían grandes inversiones en infraestructuras, según los analistas nipones.
El rechazo popular hacia la energía nuclear se mantiene en Japón desde el accidente de Fukushima, aunque el Gobierno nipón planea que este año se reactiven las primeras plantas atómicas en el país desde dicha catástrofe.

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