Perú: Una petrolera argentina en la mira




Las manifestaciones contra la compañía en el poblado de Pichanaki, en la selva central, dejaron la semana pasada un muerto, más de un centenar de heridos y el retiro de Pluspetrol de la zona. La acusan de contaminar la zona.

Por Carlos Noriega
Desde Lima

La empresa argentina Pluspetrol, que explota petróleo y gas en el Perú, se ha convertido en protagonista central de los más graves conflictos sociales de las últimas semanas en el país. Protestas contra la empresa en el poblado de Pichanaki, en la selva central, dejaron la semana pasada un muerto, más de un centenar de heridos y el retiro de la empresa de la zona. En el nordeste del país, en la selva amazónica, desde hace más de tres semanas comunidades indígenas se han levantado contra la petrolera argentina, acusándola de contaminar la zona.
La semana pasada estalló el conflicto en Pichanaki cuando el Frente de Defensa Ambiental convocó a un paro indefinido exigiendo la salida de la zona de Pluspetrol, que venía realizando desde aproximadamente un año actividades de exploración buscando yacimientos de gas. Pluspetrol integra el consorcio empresarial Camisea, que controla el 95 por ciento de la producción de gas del Perú. La acusan de producir daños ambientales.
La represión policial en Pichanaki fue violenta. Un joven de 25 años murió de un balazo. Más de un centenar de personas resultó herido, 32 de ellas con impactos de bala. Dos de los heridos de bala son niños de entre 10 y 14 años. Aunque inicialmente el gobierno intentó salvar su responsabilidad asegurando que la policía no había usado armas letales, luego, ante el peso de las evidencias, terminó aceptando que estas armas sí se usaron, anunció una investigación, y separó a 14 oficiales responsables por la represión.
La protesta se levantó después de que el ministro de Energía y Minas, Eleodoro Mayorga, anunciara ante la población reunida en la plaza de Pichanaki que Pluspetrol se iba a retirar en tres días. El anuncio calmó a la población, pero desató los reclamos de sectores empresariales y la oposición política y mediática de derecha, que acusaron al gobierno de “haber claudicado” ante las protestas. La empresa le restó importancia al anuncio de su salida hecho por el ministro de Energía y Minas, asegurando que la misma ya estaba decidida por la empresa antes del inicio de las protestas.
En diálogo con Página/12, el gerente de Relaciones Internacionales de Pluspetrol, Daniel García, señaló que “nos vamos no porque así lo ha dicho el ministro, sino porque nuestras actividades de exploración en la zona de Pichanaki ya han culminado. Esto no afecta en nada nuestras operaciones. Nosotros no sentimos que el gobierno nos haya quitado el piso”.
Pero la población exige la salida de la empresa no solamente de Pichanaki, sino también de toda la selva central. García respondió que Pluspetrol seguirá con sus actividades de exploración en otros lugares de esta zona. “Tenemos un contrato con el Estado que es ley y vamos a seguir aquí”, le dijo a este diario el funcionario de la petrolera argentina. El conflicto no está cerrado. Por ahora lo que hay es una tregua.
La selva central no es el único frente abierto que tiene Pluspetrol. Las comunidades indígenas amazónicas de la región Loreto, al noreste del país, cerca de la frontera con Colombia, se han levantado desde hace tres semanas contra la empresa argentina por la contaminación causada por sus actividades petroleras. La empresa opera en la zona desde el año 2000 y los conflictos con las poblaciones nativas han sido constantes. Las comunidades indígenas han tomado catorce pozos petroleros, paralizando la producción de tres mil barriles diarios, de los 29 mil diarios que produce la empresa argentina, lo que representa el 40 por ciento de la producción total del país.
La contaminación no comenzó con Pluspetrol, viene desde los años ’70, cuando estos lotes petroleros eran explotados por la norteamericana Oxi, pero las poblaciones indígenas acusan a la empresa argentina de continuar contaminando con desechos tóxicos las cuencas de los ríos Marañón, Tigre, Pastaza y Corrientes, una amplia zona amazónica en la que viven unos 25 mil pobladores de distintas comunidades nativas. La empresa niega la acusación. También la acusan de no remediar los daños ambientales producidos por la anterior empresa, algo a lo que estaba obligada según el contrato de concesión.
Estudios revelan que los cuatro ríos de estas cuencas, las únicas fuentes de agua de los pobladores de la zona, contienen niveles de metales pesados, como plomo, mercurio y arsénico, varias veces mayor que los máximos permitidos, contaminación que también afecta a los peces y otros animales que forman la dieta de estas comunidades. Esto representa un grave riesgo para salud de estas poblaciones. La empresa argentina ha sido multada por sus actividades contaminantes, pero se niega a aceptar las sanciones de las entidades oficiales y ha apelado al Poder Judicial. También se han denunciado continuos derrames de petróleo.
La concesión que tiene Pluspetrol en esta zona vence en agosto de este año y la explotación petrolera volverá a licitarse. La población teme que se llegue a esa fecha sin que Pluspetrol cumpla con remediar los daños ambientales. A pesar de los duros cuestionamientos a su actividad, la empresa argentina no descarta presentarse a la nueva licitación para quedarse en la zona. Y espera seguir ampliando sus actividades de explotación de gas en el país. Pero por ahora enfrenta dos complicados frentes de protestas sociales, sus operaciones están en el ojo de la tormenta y en medio de un incierto futuro.

Fuente: Página/12 En Perú

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"Pluspetrol atenta contra las poblaciones amazónicas de Perú"
El histórico líder campesino peruano Hugo Blanco charla con 'Público' sobre los últimos conflictos ocurridos en el país latinoamericano a consecuencia de los enfrentamientos de las comunidades indígenas contra la petrolera argentina.
Lucía Villa 
A finales de enero, cientos de indígenas peruanos se plantaron ante la mayor explotación petrolera del país. Hombres, mujeres y niños entraron en las instalaciones de la compañía argentina Pluspetrol en la región de Loreto, al norte de Perú, y paralizaron la actividad de 14 pozos, bloquearon una carretera cercana y el paso por el río, para exigir el fin de la contaminación y una compensación por los daños causados desde que comenzaron las extracciones en 2001.

Hace casi un año, un informe certificó niveles de contaminación severa en el agua y los terrenos de la zona, fundamentales para la supervivencia de las poblaciones amazónicas que habitan en los alrededores. El Gobierno declaró la emergencia ambiental en el área a consecuencia de los derrames, pero poco o nada se ha hecho para remediarlo.
“El Gobierno peruano, como la mayoría de gobiernos del mundo, no es más que un sirviente de las transnacionales, y para eso aplasta la naturaleza peruana y a la población peruana”. El que habla es Hugo Blanco Galdós, histórico líder quechua de la izquierda peruana y protagonista de los levantamientos campesinos en los años 60 que terminaron con la aprobación de la Ley de Reforma Agraria y el fin del gamonalismo (caciquismo) en las regiones andinas.
"El Gobierno peruano no es más que un sirviente de las transnacionales"
Atiende desde México vía telefónica a este periódico para hablar de los últimos enfrentamientos a consecuencia de las actividades petrolíferas. Pese a las críticas a las autoridades, se muestra muy esperanzado: “Después de 20 años de aplastamiento por la guerra interna, en Perú quedaron destrozadas las organizaciones populares y por eso estamos por detrás de Ecuador y de Bolivia, pero ahora ya nos estamos recuperando. El último triunfo ha sido magnífico, el de los jóvenes, que van a seguir luchando contra la ley laboral que aplasta a los trabajadores y también están implicados en la lucha antiminera. Soy optimista acerca del futuro peruano, creo que hay avances en ese sentido”.
No es la primera vez que los indígenas toman la planta de la petrolera argentina en la zona norte del país. Pero puede que sí sea la última oportunidad que tienen de reivindicar a la empresa una compensación. La concesión de la explotación termina en agosto y, aunque Pluspetrol podría renovar su contrato, las comunidades indígenas temen que se marche sin más.
“El proyecto se levantó sin consulta previa. El convenio 169 de la OIT (sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes) forma parte de la ley peruana porque fue aprobado por el Parlamento, pero no se cumple”, denuncia Blanco. “Y sólo ha tenido repercusiones nocivas, sólo contamina, les ha quitado territorio y no les da puestos de trabajo ni ningún beneficio. La empresa se comprometió a atender la salud de los habitantes pero no ha atendido nada. Es un atropello, un atentado contra las poblaciones amazónicas”. “Él (el presidente, Ollanta Humala) prometió un cambio, los primeros meses puso un gabinete más o menos progresista, pero luego inmediatamente ya cambió”.
Pluspetrol ostenta un gran poder en Perú. Sólo la base de Loreto produce entre 15.000 y 17.000 barriles de crudo cada día, la cuarta parte de todo lo que se extrae en el país. La compañía calcula que con la paralización de los 14 pozos, se ha perdido una producción de unos 3.100 barriles diarios. La compañía es también la empresa responsable de la explotación de Camisea, en la región sureña de Cusco, que produce la mayor parte del gas natural del país.
Además, tiene la concesión de explotación de unos terrenos en Pichanaki, en la selva central, sobre los que se estiman unas reservas de petróleo como para producir la mitad de la energía eléctrica del país. Durante la última semana, los vecinos de Pichanaki se han enfrentado a la compañía petrolera para pedir la cancelación de los permisos y evitar la posible contaminación de una zona con grandes recursos agrícolas. Durante las multitudinarias protestas ha muerto un joven de 25 años a y al menos 30 personas están gravemente heridas por la represión violenta de la Policía. En un acuerdo temporal alcanzado el vienes, los manifestantes se comprometieron a suspender las protestas y la compañía a salir del territorio hasta que se negocien el resto de reclamaciones de la localidad. “Los derechos de los indígenas en Perú están pisoteados, pero afortunadamente hay cada vez más consciencia y los pueblos indígenas están cada vez más unidos. Cada vez están más conectados los de la sierra, que están afectados por los proyectos de minería a cielo abierto y los indígenas de la selva, con proyectos petroleros”, dice Blanco.

Imagenes: El proyecto gasístico de Plupetrol en la región de Camisea. AFP  Sólo la base de Loreto produce entre 15.000 y 17.000 barriles cada día - www.elmundo.es Fuente Publico.es

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