Argentina: Las Amenazas al Iberá


A pesar de ser una vasta de región con paisajes bien conservados y una muy baja densidad de población humana, la Reserva Natural Iberá está actualmente amenazada por diversos fenómenos que atentan de manera significativa contra la salud de sus ecosistemas y el desarrollo de una economía local sustentable. A continuación se citan algunos de los problemas más graves que hemos detectado en los últimos años.

Fauna exótica invasora
En la actualidad la reserva alberga importantes poblaciones de fauna exótica invasora las cuales podrían amenazar significativamente la integridad a largo plazo de este gran ecosistema si no se toman medidas adecuadas.
Las más nocivas de éstas serían los jabalíes y cerdos cimarrones, los búfalos asiáticos, los ciervos axis y el antílope negro.
Usurpación de tierras públicas por privados La demora por parte de las autoridades provinciales a la hora de establecer los límites del territorio de propiedad pública dentro de la Reserva y una larga tradición de colonización de tierras fiscales, motiva que un gran número de especuladores inmobiliarios y ganaderos ávidos de pasto intenten apoderarse ilegalmente de las tierras que constituyen el Parque Provincial Iberá. En los últimos 5 años, mediante pedido de informes al registro de la propiedad inmueble y a la dirección de catastro provincial, se han podido detectar y denunciar 16 casos evidentes de intentos de apropiación de tierras del Parque Provincial, de características similares a los descriptos arriba.
Esto implica unas 87.374 hectáreas bajo amenaza de robo, una superficie equivalente a la mitad de la ciudad de Buenos Aires, mucho mayor a la del ejido de la ciudad de Corrientes (de unas 50.000 hectáreas) o a la de la Reserva y Parque Nacional Iguazú (de 67.620 hectáreas).
Contaminación por agrotóxicos
El uso descontrolado de agrotóxicos en algunas plantaciones de arroz supone una serie amenaza para la salud humana en áreas donde éstos son aplicados desde el aire prácticamente sobre la misma gente —como es el caso conocido y denunciado de Colonia Carlos Pellegrini— y para los ecosistemas acuáticos a los que acaban llegando los efluentes de estas arroceras. Dentro la reserva Iberá, algunas de estas plantaciones usan pesticidas como el Glifosato, el 2,4-D, Metsulfuron-metil, Clomazone, Quinclorac, Propanil, Byspiribac sodio, Picloram, Cyhalofop Butil, entre los herbicidas, y Cipermetrina, Metamidofós, Lambdacialotrina, Endosulfan, entre los insecticidas.
Terraplenes y canales de desagüe que alteran el flujo hídrico de la cuenca Durante la última década han prosperado en el Iberá obras de infrastructura que alteran el flujo natural de las aguas de una cuenca que está precisamente caracterizada por una tasa de escurrimiento especialmente lenta.
Los grandes terraplenes y otras construcciones similares tienen un efecto de "muro" o "tapón" que retrasa el escurrimiento natural de las aguas, mientras que los canales pueden acelerar el escurrimiento del agua desde las tierras altas a los embalsados y lagunas, o alterar la dinámica de las lagunas y el paisaje creando grandes "cicatrices" en éste. En la actualidad hay más de 50 tramos de canales de desagües dentro de campos forestales ubicados al norte y oeste del Iberá, junto con otros 10 canales de diferentes extensiones que vierten a los principales espejos de agua y el río Corriente para facilitar el bombeo de agua hacia las tierras altas donde se cultiva el arroz.
Otros cinco canales fueron abiertos para facilitar los accesos turísticos en el sector sur de la cuenca. Muchos de estos canales tienen asociado un terraplén producto del depósito de la tierra removida. Por otra parte, se han levantado más de 40 kilómetros de terraplenes en forma transversal al escurrimiento, en general, sin previsión de puentes o alcantarillas.
Ninguna de estas obras fue evaluada según los requerimientos de la Ley de Impacto Ambiental, y mucho menos analizadas en función del impacto acumulativo que implica una carga tan grande de obras dentro de una misma cuenca. Un caso paradigmático lo representa un terraplén de más de 23 kilómetros de extensión construido por Haciendas San Eugenio SA (exForestal Andina SA) en las cercanías del paraje Yahaveré.
A pesar de que cuatro instancias judiciales —que incluyeron a la Corte Suprema de Justicia de la Nación— han ordenado su demolición, dicha obra ilegal sigue todavía en pie a esperas de que el Poder Ejecutivo Correntino haga aplicar la ley.
Esto nos lleva a la última, y quizás principal amenaza para la permanencia y el funcionamiento de la Reserva Natural Iberá.
Transformación de pastizales naturales a plantaciones industriales de árboles El gobierno de la provincia de Corrientes ha apostado fuertemente por una economía basada en el fomento de la industria forestal apoyada en plantaciones de árboles exóticos (mayormente pinos y eucaliptos), que se instalan sobre tierras naturalmente cubiertas por pastizales.
Esta transformación de pastizales de alta sensibilidad ambiental y alto valor cultural, como los del Iberá, tiene consecuencias ambientales tanto o más negativas que las de los desmontes de bosques y selvas naturales en otras regiones del país. Sus impactos más graves y generalizados son la pérdida de diversidad natural y cultural, la extinción de especies animales y vegetales, la degradación de suelos, y la alteración de los flujos y calidad del agua. Estos impactos sumados hacen que el reemplazo masivo de los pastizales del Iberá por plantaciones de árboles sea incompatible con el desarrollo paralelo tanto de sus actividades productivas tradicionales como del ecoturismo, y con el mantenimiento de su paisaje, de su cultura y de todos los servicios ambientales de indiscutible valor que brindan a las comunidades locales y al conjunto de la sociedad correntina.
Ausencia de una política de cumplimiento de las leyes ambientales A pesar de existir un marco legal sólido que protege los recursos naturales del Iberá y ampara el uso racional de éstos, durante los últimos años se ha notado la ausencia de un poder ejecutivo dedicado a velar por el cumplimiento de estas leyes.
En este sentido, la ausencia de control por parte del Instituto Correntino del Agua y el Ambiente (ICAA), llevó a que se presentaran un número importante de reclamos ante la justicia, en donde se solicitaba el cumplimiento de la normativa provincial.
El más emblemático de todos ha sido el ya citado caso del terraplén de 23 kilómetros que la ex -empresa Forestal Andina (actualmente Haciendas San Eugenio) construyó en un campo de su propiedad en el paraje Yahaveré. Algo similar ha sucedido con una serie de emprendimientos arroceros, que al igual que la obra del Terraplén, se iniciaron sin haber presentado los correspondientes
Estudios de Impacto Ambiental ante la mirada pasiva de la autoridad de aplicación.
Ello motivó la presentación de una serie de acciones judiciales en donde la justicia conminó nuevamente al ICAA a cumplir con el mandato de control impuesto por la normativa vigente, y a llevar a cabo un proceso de Ordenamiento Ambiental y Territorial que ponga fin a la caótica situación existente en la Reserva.
Finalmente, el Superior Tribunal de Justicia de Corrientes también debió intervenir con motivo de la sanción del Dto. 1439/09, que dispuso el ordenamiento territorial de los Bosques Nativos de la provincia, declarando su inconstitucionalidad, por cuanto vulneraba los principios establecidos en la Ley N° 26.331, en tanto habilitaba la explotación de este tipo de bosques en zonas no aptas para ello y en donde podrían producirse daños irreversibles para el ambiente.
Como resultado de la ausencia del rol fiscalizador del poder ejecutivo el Iberá muestra un grado de anomia y falta de control superior al de otras áreas protegidas del país.


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