Buenos Aires- Riachuelo: Otro "perejil" preso pone en duda la "clausuromanía"


Escrito por Sergio Federovisky   

En medio de una sensación de absoluto fracaso respecto de la marcha del saneamiento del Riachuelo a cuatro años de conocida la sentencia de la Corte Suprema, el juez Luis Armella, designado por el tribunal como controlador del cumplimiento de ese fallo, arremetió contra los empresarios y puso preso a otro perejil. Cada tanto tiempo, el juez “descubre” lo que todos ven a simple vista y saben con sólo darse una vueltita por alguna de las orillas, preferentemente bonaerenses del Riachuelo: las clausuras son mecanismos de extorsión que, o se dan vuelta con dinero, o se “levantan” discrecionalmente o, directamente, se ignoran.
Las anteriores detenciones habían recaído curiosamente sobre sendos capataces de empresas recuperadas, claramente incapaces de hacer las inversiones que se les reclaman para funcionar con cierta rentabilidad y alimentar a las familias que viven de la cooperativa que conformaron. Por supuesto, esto no debe ser tomado como aval de contaminación, pero sí debe ser considerado a la hora de comparar casos en la cuenca: compañías de otra categoría, como Coca Cola o Royal Canin, han sido clausuradas y reniegan de inversiones en saneamiento para las cuales no tienen excusa económica alguna.
Sin embargo, Armella castiga con una severidad inusitada a los capataces de las empresas recuperadas que levantan la faja de clausura, o la ignoran, y siguen trabajando. Es que es metodología es menos integrada al sistema que la de los abogados de las multinacionales que, no se sabe cómo, consiguen el levantamiento de una clausura sin mucho más que prometer las reconversiones industriales que llevan años sin concretarse. De hecho, la propia estadística que brinda la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar) es elocuente al señalar que de las 1337
empresas calificadas como agente contaminante, la mitad tiene el plan de reconversión industrial aprobado (pese a que es exigencia para que sigan funcionando) y sólo 5 lo han concluido.
Todavía hoy, en un universo de más de doce mil empresas controladas por 68 inspectores, hay 250 empresas clausuradas. ¿Está seguro el juez Armella que ninguna de esas 250 empresas está trabajando, pese a la faja de clausura?
Esta vez el “empresario” (calificación bajo la cual el periodismo ubicó al capataz de la empresa recuperada “Huesitos  Wilde”), fue el titular de la curtiembre “Jorge Luis Martinov”, de la localidad de Piñeyro, en el partido de Avellaneda. Buscando por internet resulta imposible ubicar una página web de esta curtiembre y, por los datos obtenidos, parece ser que se trata de un pequeño taller de provisión de cueros para los grandes jugadores del negocio que imponen costos de producción imposibles de hacer corresponder con una situación ambientalmente deseable. El “empresario” fue detenido por lo de siempre: violar la clausura que Acumar le había impuesto en enero de este año: tras casi ocho meses, el titular de la curtiembre sólo pudo dedicarse a ver cómo seguir trabajando.
Casualidad o no, el caso es el primero después de que el juez Armella multara al director de Medio Ambiente de la Municipalidad de Lanús por mirar para el costado y favorecer que las empresas clausuradas de su partido siguieran trabajando pese a la faja en su puerta.  Parece ser que el método de clausura serial está fallando. Al menos debiera evaluarse si no se está yendo sobre un eslabón demasiado débil de la cadena de producción que, por cuestiones históricas, está asentado sobre el Riachuelo. Debiera evaluarse si, por acción u omisión o por no ver la totalidad del universo del que una empresa a la vera del Riachuelo es apenas un eslabón, no se está favoreciendo la concentración sobre las grandes empresas, únicas en este contexto económico capaces de responder a la demanda de inversión. Y esa debilidad del chico, se sabe, no se resuelve con créditos que se anuncian con bombos y platillos pero a los que jamás acceden. Quizás, el colapso de esta manía de clausurar y no ver efectos reales de ese mecanismo sobre el estado de la cuenca obligue a otro debate que nadie –en especial los grandes- quiere dar: qué uso debe tener la cuenca Matanza-Riachuelo. Así como vamos, quedará como desagote de las empresas multinacionales.

Publicado en medioymedio.com.ar  
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CIFRAS QUE HUELEN MAL.

3.000 fábricas instaladas en 64 kilómetros de recorrido
  • El 65% de ellas genera el 80% de la contaminación industrial
  • 5 millones de personas viven en la cuenca (15% de la población argentina)
  • 13 villas de emergencia sólo en la parte baja del río
  • Más de 100 basurales ilegales en sus márgenes
  • Duplica la mortalidad infantil promedio de la provincia de Buenos Aires
  • Más de 10 enfermedades evitables: cáncer, cianosis, retraso mental, alteraciones neurológicas, abortos espontáneos, hepatitis, pérdida del olfato, dengue, leptospirosis y hantavirus
  • 88.000 metros cúbicos de desechos industriales se vierten diariamente
  • 368.000 metros cúbicos de aguas servidas se arrojan a diario
  • La contaminación del Riachuelo equivale a la producida por 4.000 papeleras
  • 50 veces más mercurio, zinc, plomo y cromo que los máximos permitidos
  • 200 años de contaminación sin soluciones.
Como verán este es un tema muy grave, y gobierno tras gobierno no tienen la suficiente capacidad ni intención para realizar un plan efectivo de saneamiento.

-  Imagen: ermare.blogspot.es

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