Estados Unidos da el visto bueno a un gasoducto que atravesará el país






El Departamento de Estado de Estados Unidos ha dado luz verde a la construcción de un gasoducto de 1.711 kilómetros de largo, acertadamente llamado Keystone XL, que transportaría petróleo pesado desde las arenas bituminosas de Alberta, Canadá, a través de las Grandes Llanuras estadounidenses hasta terminales petrolíferas en Oklahoma y en la costa del Golfo de México. Lo ha hecho al concluir que este gasoducto tendría efectos mínimos en el medio ambiente.
Como The New York Times señala, el proyecto aún debe superar varios obstáculos, entre ellos la aprobación por parte de otras agencias federales, otros estudios, audiencias públicas y consultas con los estados por los que el gasoducto pasará. Sin embargo, y ante la más que probable aprobación definitiva, los activistas a favor de la defensa del medio ambiente ya han mostrado su contundente y comprensible decepción.
Que la familia presidencial haya sembrado un huerto orgánico en la Casa Blanca está muy bien y fue recibido con mucho vítores en su momento. Sin embargo, esa y otras medidas ecológicas que pueda haber impulsado el Presidente toman cariz de greenwashing –puro lavado de cara- si se aprueba este gasoducto. Es difícil creer que su impacto ambiental será mínimo, pues la explotación desde la que parte una vez fue un valioso bosque y ahora es un paraje desolado.
También conocidas como arenas de petróleo o bituminosas, las arenas de alquitrán son una combinación de agua, partículas de arena y betún, una especie de alquitrán muy viscoso y pesado. El ejemplo más terrible es su explotación está precisamente en la provincia canadiense de Alberta. Allí se ha destruido una gran extensión de bosque boreal para la explotación de este producto que, además, en sus usos subsiguientes producirá enormes emisiones de gases de efecto invernadero.

La destrucción del bosque boreal canadiense por la explotación de las arenas de petróleo
Una de las actividades humanas que más daño causa al medio ambiente es la explotación de las llamadas arenas de petróleo, también conocidas como arenas de alquitrán o bituminosas, y el ejemplo más terrible es su explotación en la provincia canadiense de Alberta. Greenpeace, cuyas protestas en contra de esta explotación se explican en el vídeo, lo ha calificado como el proyecto más dañino del planeta.
En Canadá, al norte de Alberta, se ha destruido una gran extensión de bosque boreal para la explotación de un producto que, además, en sus usos subsiguientes producirá enormes emisiones de gases de efecto invernadero. La fauna que lo habitaba fue víctima inmediata. Si la planeada extensión de esta explotación se lleva a cabo, resultará en la pérdida de un territorio de bosque boreal y turba del tamaño de Inglaterra.

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