Vieja historia: Reprimen movilización contra represas en el río Madeira




El sábado pasado, 14 de marzo, se celebró el Día Internacional contra las Represas, y durante toda la semana se llevarán a cabo acciones en zonas que sufren amenazas por la construcción de hidroeléctricas.

En Brasil y Bolivia, por ejemplo, se realizaron movilizaciones para denunciar los impactos que ya están produciendo las obras del complejo hidroeléctrico binacional sobre el río Madeira; en México se hizo lo mismo al denunciar los daños de las represas de Paso de la Reyna, La Parota y El Zapotillo; y en Chile se llevaron a cabo acciones en el marco de la campaña Patagonia sin Represas.

Falsas soluciones a la crisis energética, destrucción de ecosistemas y desplazamientos forzados de comunidades son algunos de los conceptos más utilizados por las organizaciones sociales que se oponen a este modelo.

Una de las situaciones más complejas de este fin de semana tuvo lugar en la ciudad brasileña de Porto Velho, en el marco de una actividad para denunciar los impactos de las represas sobre el Madeira convocada por el Movimiento de Afectados por Represas (MAB por sus siglas en portugués).

Los manifestantes intentaron protestar frente a la sede del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agrária (INCRA), pero fueron duramente reprimidos por efectivos de la Policía Federal.

En un gesto poco hospitalario, los policías detuvieron a seis activistas de Bolivia que participaban en las protestas y pocas horas después fueron deportados a su país.

De acuerdo a una información divulgada por la Red Latinoamericana contra Represas (Redlar), entre los dirigentes detenidos se encuentran Manuel Lima, productor castañero, ex Secretario Ejecutivo de la Federación de Campesinos de Pando y coordinador en ese departamento del Foro Bolivianode Medio Ambiente (FOBOMADE), y la representante de la Federación de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa, Doris Domínguez.

Para la coordinación latinoamericana contra represas, estos actos represivos que no respetan las fronteras dejan en evidencia que la lucha contra los megaproyectos “también tiene que ser sin fronteras”.

“Los intereses que son defendidos por el capital son los mismos en todos los lugares e incluso suelen tener las mismas expresiones represivas y ofensivas. La lucha de los pueblos afectados continúa frente a la continua violación de los derechos humanos, en todas sus formas y en cualquier oportunidad que sea posible”, agregan desde la Redlar.



Foto: http://www.redlar.org

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